HATONUEVO
A 84 kilómetros, al sur de Riohacha, en el departamento de La Guajira, se encuentra Hatonuevo, uno de los pueblos musicales de la región Caribe colombiana.
Su área es de 249 kilómetros cuadrados, enmarcada entre las estribaciones occidentales de la Serranía del Perijá y las orientales de la Sierra Nevada de Santa Marta, en medio de varios accidentes geográficos, como el cerro Bañaderos, Poterito, El Chorro, La Sierrita La Cuesta y Cerro Alto. Su privilegiada topografía le permite comunicarse, por vía terrestre, con todos los municipios guajiros y, con los corregimientos, veredas y resguardos, a través de caminos terciarios.
Reseña la historia que el molinero Blas Amaya fundó Hatonuevo el 24 de octubre de 1840, a orilla de los apacibles arroyos El Pozo y Gritador.
Durante décadas, Hatonuevo, como corregimiento, formó parte de la región. Antes de ser elevado a la categoría de municipio por primera vez, el 9 de noviembre de 1994, Hatonuevo formó parte de Barrancas, durante muchas décadas.
Los nacidos en Hatonuevo reconocen, como paisano suyo, al notable compositor invidente Leandro Díaz, ‘El hombre que veía con los ojos del alma’, pues este residió en un importante período de su existencia en esta tierra. Y fue tanto el amor que le profesó que lo inmortalizó en uno de sus sones más atesorados: ‘Mi pueblo’, grabado en 1975, para el sello Discos Fuentes, de Antonio Fuentes López, por ‘El Rebelde del Acordeón’, Alfredo Gutiérrez. Uno de los estribillos dice así:
Yo soy el hatonuevero que canta
poniéndole melodía a mis canciones
yo soy aquel que el pueblo ignora su nombre
que hoy se ha convertido en el hombre
para defender a la Patria
La misma canción, pero con otro título, ‘El hatonuevero’, fue sacada a la luz pública por Jorge Oñate, con Los Hermanos López, con el rey Miguel López en el acordeón. Pero por un pacto de exclusividad que tenían Leandro Díaz y Alfredo Gutiérrez, la versión de ‘El jilguero de América’ salió con el crédito de Óscar Díaz, hijo del autor de ‘La diosa coronada’, ‘Matilde Lina’, ‘El verano’, ‘Bajo el palo e’ mango’, ‘La gordita’, ‘Cardón guajiro’ y tantos éxitos más.
¿Cuál fue el motivo de inspiración de ese canto?, le preguntaron al maestro Leandro, nacido en la finca ‘Alto Pino’, vereda Lagunita de la Sierra, municipio de Barrancas, el 20 de febrero de 1928. El maestro respondió, cantando una estrofa a capela:
Le vengo a cantar a mi pueblo mis versos
porque yo siempre lo llevo presente
alegre estará mi tierra cuando le diga a la gente
que tiene sus hijos al frente para defender
sus derechos…
“No soy hacedor de canciones. La letra de ‘Mi pueblo’ me nació el alma”, expresó el maestro, muchos años antes de partir de este mundo, el 22 de junio de 2013, a los 85 años, en Valledupar.
Dice Fausto Pérez Villarreal, en su libro ‘Esa bella música de acordeón’, publicado en 2020, que “Leandro Díaz no necesitaba ver para describir con certeza la belleza de una mujer, la majestuosidad de un paisaje o el rigor del verano. Hay tanta sabiduría en sus palabras que uno llega a la conclusión de que, pese a encontrarse en la oscuridad, él tenía más claridad sobre las cosas que muchas personas que gozan la fortuna de ver”.
Durante la celebración de los 183 años de su fundación, Hatonuevo honró, en 2023, a su hijo ilustre con la develación de una escultura en el Parque la identidad.
En Hatonuevo nació, en 1940, Urbano Díaz, hermano menor de Leandro, también invidente, también fallecido. Además de ser compositor, Urbano era cantante. De su autoría son los paseos ‘Me voy a caminar’ y ‘Los seis males’, ‘El flojazo’, tema picaresco grabado por su sobrino Ivo Díaz, y ‘Qué dice Argentina (El 5 a 0)’, grabado por Daniel Celedón con Fello Gámez.
A mediados del mes de julio se efectúa en Hatonuevo el Festival y Reinado de la Amistad, que lleva el nombre de Leandro Díaz. El evento coincide con las festividades de la Virgen del Carmen, la patrona del pueblo.
Ubicado cerca de las minas de carbón, Hatonuevo les ofrece tanto a los locales como a los visitantes el atractivo balneario ‘El Pozo’.
En Hatonuevo vio la luz Emigdio Ortiz, un talentoso acordeonero, fallecido en Estados Unidos, que grabó trabajos discográficos a finales de los 60 y comienzos de los 70 y que contribuyó a la consolidación de este pueblo como epicentro de la música en el sur de La Guajira.